Había una vez un reino en el que vivía una muchacha con su madrastra y sus hermanastras.
Sus padres habían fallecido y la viuda de su padre ( que era su segunda esposa, y por tanto no era la madre de la muchacha) tomó a la primera hija de su marido de criada.
La muchacha se pasaba el día trabajando como una esclava. Barría y fregaba suelos, lavaba platos, hacía camas, quitaba el polvo, preparaba la comida, hacía la colada , planchaba…. Hacía coladas y coladas y coladas y planchaba y planchaba porque sus hermanastras eran muy pijitas y cada día llevaban un modelo diferente.