Epílogo



La mayoría de estos cuentos los escribí en Marruecos mano a mano con mi hija. Mi hija se aburría, no había televisión, no teníamos gran cosa que hacer aparte de ir a la piscina, tomar el sol y leer. Peroella no se trajo tantos libros y al cabo de unos días se los había leído todos, así que hubo que inventar historias nuevas. Algunos son versiones de cuentos de toda la vida adaptados a los tiempos modernos. Algunos son nuevos y los creé para la ocasión. . Se trata de los cuentos que le contaba yo a mi hija para dormir y que me iba inventando, con valiosas aportaciones de mi hija que cambiaba lo que le daba la gana. Para mí lo importante era cambiar el cuento de forma que las princesas fueran asertivas y valientes y sobre todo, para que fueran divertidos y muy entretenidos. Al final embauqué en el proyecto a mi fantástica amiga Olga de Dios e hicimos una maqueta. No pensábamos venderlo a editoriales, porque éramos conscientes de que era una cosa muy difícil de vender.

La Bella Durmiente


Érase una vez... un rey y una reina que tuvieron una niña muy bonita, un bebé realmente espectacular. Tan orgullosos estaban de la niña que decidieron montar un bautizo por todo lo alto e invitar a lo más granada de la beautiful people del reino. Modelos, actrices, diseñadores, cantantes, marqueses, duques, barones, elfos, trasgos, gnomos y hadas.

La Princesa y el guisante


Esta es la historia de un príncipe que quería casarse con una princesa que tuviera una sensibilidad exquisita. Para ello invitó a un grupo selecto de princesas escogidas de todos los reinos de los alrededores a una fiesta en su castillo.

En primer lugar las invitó al gran salón de festejos para que degustaran una cena buffet.

En dos mesas diferentes se exhibían manjares de lo más delicioso.

Cenicienta Punk


Había una vez un reino en el que vivía una muchacha con su madrastra y sus hermanastras.

Sus padres habían fallecido y la viuda de su padre ( que era su segunda esposa, y por tanto no era la madre de la muchacha) tomó a la primera hija de su marido de criada.

La muchacha se pasaba el día trabajando como una esclava. Barría y fregaba suelos, lavaba platos, hacía camas, quitaba el polvo, preparaba la comida, hacía la colada , planchaba…. Hacía coladas y coladas y coladas y planchaba y planchaba porque sus hermanastras eran muy pijitas y cada día llevaban un modelo diferente.

El Diablo de la Montaña



Hace muchos años había una aldea y en esa aldea vivía una señora muy rica que tenía un rebaño de cabras. Ese rebaño vivía en lo alto de la montaña y nunca se movía de allí. La leche de las cabras se vendía en la ciudad para hacer quesos. En lo alto de la montaña había una cabaña en la que vivía el pastor que se ocupaba del rebaño. El pastor murió y la señora rica no encontraba quien quisiera reemplazarle.

Vivir en lo alto de la montaña era muy fácil en primavera y en verano.

El tiempo era maravilloso, siempre soleado pero sin demasiado calor, había prados verdes cubiertos de flores y agua abundante, limpia y cristalina, en los manantiales. Y se podían dar largos paseos.

Pero el invierno era otra cosa.

Blancanieves y los 7 emonitos



Era un día de invierno, y los copos de nieve caían del cielo como plumas blancas.

Una reina estaba sentada a su ventana, cuyo marco era de ébano, y cosía, mirando la nieve caer. De pronto, distraída, se pinchó un dedo, y cayeron tres gotas de sangre en la nieve. Y tan brillante y hermosa resaltaba la gota roja sobre la blanca nieve , que la reina exclamó:

Sapos y culebras



Érase una vez una mujer que tenía tres hijas. Las mayores era muy parecidas. Ambas eran antipáticas y orgullosas. Se llamaban Altiva y Distante.  
La hija menor, al contrario, era bondadosa y de buen carácter. Se llamaba Dulce. Siempre estaba dispuesta a ayudar y era ella la que se ocupaba de todas las tareas de la casa, porque sus hermanas eran unas perezosas. Cada día, Dulce debía ir dos veces por día a recoger un cubo de agua del manantial del bosque, a gran distancia de la casa.

Un día, cuando llegó al manantial, una pobre mujer se le acercó y le pidió un trago.
 

La Reina, la peluquera y la arpista


 

Había una vez un reino muy lejano en el que casi no había peluqueras. Y no había peluqueras porque, una vez al año la Reina elegía por sorteo a una peluquera y la mandaba llamar para que le cortase el pelo y… Esa peluquera nunca regresaba.

Innumerables leyendas corrían en el Reino sobre la suerte de las peluqueras: que si la Reina las asesinaba, que si las encerraba en las mazmorras del Castillo, que si las arrojaba al foso… Cada año, el Reino perdía una peluquera. Y hubo muchas que cambiaron de profesión porque tenían miedo ante la posibilidad de que algún día la Reina las llamara. Por eso, cada vez había menos peluqueras, y como había pocas peluqueras, sus servicios eran cada vez más caros y sus listas de espera larguíííísimas.

Caperucita Negra


Había una vez una niña cuya mamá le regaló por su cumpleaños una capa negra con caperuza  de tereciopelo negro. A la niña le gustó  tantísimo el regalo que no se quitaba la capa ni para dormir. Como llevaba el pelo teñido de negro, y las uñas pintadas de negro, y los ojos maquillados de negro, en su pueblo le llamaban Caperucita Negra.


La Princesita y el Pijo






Había una vez una princesa que vivía en una familia muy pija. Su papá el Rey estaba siempre montando en moto, en caballo o en velero. Su mamá la Reina llevaba siempre ropa de marca y bolsos carísimos. Sus hermanas mayores llevaban el pelo muy largo y teñido de rubio e iban siempre vestidas con modelitos muy estupendos y maquilladas con sombra y brillo de labios rosa. Y sus hermanas pequeñas llevaban siempre vestiditos rosas y coletitas anudadas con grandes lazos rosas.

Pero nuestra protagonista no era nada pija. Ella era más bien
gótica y siniestra.


La Princesa Pocacosa

"Había una vez un reino en el que vivía un rey que tenía tres hijas. Las dos primeras eran superdivinas y superpopulares.
Salían todas las noches a las mejores discotecas y a las fiestas más exclusivas del reino, en las que siempre era requerida su presencia.

Cuentos clásicos para chicas modernas


Caperucita, Blancanieves, la Bella Durmiente, la Princesa del Guisante… , y muchas más heroínas de cuento están cansadas de vestir de rosa, hartas de esperar príncipes azules para acabar besando a sapos, y ¡dispuestas a todo!.

Las nuevas heroínas de estos cuentos clásicos para chicas modernas de nueve a noventa y nueve años son inteligentes, valientes, decididas y, sobre todo, muy divertidas.

Se encontrarán en su camino con sapos macarras, lobos punk, caballeros pijos, enanitos roqueros, príncipes ecologistas, hadas punkimadrinas, diablos góticos, admiradores siniestros, genios bromistas , reinas con orejas de caballo, plataformas anti desahucios, y hadas maléficas reconvertidas en alcaldesas corruptas.

Los cuentos de toda la vida en las versiones más divertidas, para que todas las chicas aprendamos a caminar al lado de nuestros príncipes y no detrás.

Escrito por una escritora de prestigio mano a mano con su hija, ilustrado con amor y supervisado por pedagogos, Cuentos clásicos para chicas modernas te garantiza que te lo pasarás muy bien, reflexionarás mucho, y acabarás por aprenderte muy bien la moraleja:

la mejor hada madrina que puedes tener eres tú misma.


Saldrá en Septiembre.